Ayer tuve la fortuna de poder disfrutar de uno de los partidos de tenis más disputados e intensos que he visto en mi vida, el que enfrentó en el Open de Australia a Rafa Nadal y Fernando Verdasco, dos españoles que se jugagan un puesto en la final de este prestigioso torneo y que me ofrecieron un choque de 5 horas súper emocionante, de una calidad extraordinaria. Lo mejor de este partido era que pasase lo que pasase, un español tenía plaza asegurada en la final, la duda era quién, ya que no estaba nada claro. Al final ha sido el incombustible Nadal, que me atrevería a decir que ha sido inferior durante gran parte del partido, el que se ha llevado el gato al agua, pero es que este deportista ha crecido mucho, ha sabido soportar contra las cuerdas durante mucho tiempo y una vez más ha demostrado que mentalmente es el mejor. Verdasco no ha podido, ha sido muy agresivo y ha llevado la iniciativa casi todo el partido, ha crecido increíblemente en los últimos meses y ha demostrado un afán de superación, una capacidad de sacrificio y una mentalidad ganadora que ya me gustaría a mí…

Ha sido un partido increíble, de los mejores que he visto nunca por su intensidad, el derroche de energía, la calidad de los tenistas y la capacidad de superación y sacrificio de ambos. Impresionante, simplemente. Al mallorquín Nadal le ha costado de lo lindo vencer a Verdasco, que ha cambiado desde que consiguió el punto que le dió la victoria a España en la Copa Davis hace pocos meses. Verdasco ha sido un rival muy digno que ha demostrado estar en un increíble momento de forma, que tiene una enorme calidad tenística y que augura que este año vamos a vivir una temporada de tenis inigualable, con los españoles en lo más alto en todos los Grand Slam, un año más.

Me he sentido muy orgulloso de ser español y en mi duda de quién quería que venciese este partidazo he vivido una mañana de emociones que pasaba de la euforia por golpes y puntos inigualables, a la precupación por el derroche físico tan enorme que estaban haciendo y que supongo notará Nadal en la final contra Federer. ¡Qué grande es ser español! ¡¡¡Gracias Rafa, gracias Fernando!!!

Termina mi primera semana dando clases en el instituto de idiomas en Holanda y estoy más que satisfecho, estoy contento. La verdad es que no me puedo quejar, todo ha ido de maravilla con una persona que apenas hablaba ni español ni inglés, por lo que la comunicación se presuponía difícil en principio, pero ha resultado más fácil de lo que pensaba y creo que me he desenvuelto muy bien. Veremos como sigue la cosa, ya se acabó el periodo de training y ahora empieza el trabajo de verdad. Lo mejor de ésto es que voy a empezar a ser considerado como uno más; y lo peor, por otro lado, es que eso significa que los errores ya no se perdonan como al principio…

Tras dos meses en Holanda he comenzado a trabajar en un instituto de idiomas.

El trabajo es como profesor de español en un estupendo departamento de esta lengua con 20 compañeros que comparten el idioma. Un lugar ideal para sentirse un poco más cerca de casa en estas frías tierras. Los cursos son impartidos durante una semana de forma intensiva, con profesores individualizados para cada alumno y programas de 12 horas de clase al día, un auténtico curso intensivo que hace que los alumnos salgan charlando en el idioma que deciden estudiar. Eso sí, su dinero cuesta…

Tan solo llevo una semana y apenas he comenzado con el entrenamiento para ser profesor, si todo va bien, dentro de dos semanas. Todo va genial y estoy muy ilusionado, creo que he tenido mucha suerte, ya os contaré como me va.

...y me tenía que tocar a mí… que mala suerte!! o buena, según se mire, porque tengo la suerte de disfrutar de algunas de las imágenes más hermosas del invierno, postales de campos totalmente nevados con árboles sin hojas pero con flores blancas, o eso parecen, porque en realidad se trata de la nieve, un auténtico espectáculo.

Preciosa imagen del invierno

La verdad es que las temperaturas que estamos viviendo este invierno en Holanda no son normales, eso dicen también los que son de aquí. Y es que llevamos una semana en que no hemos visto el termómetro en positivo, y no solo eso, ya que algunas mañanas hemos llegado a estar a -15 grados!!!! Sí, sí, sin exagerar, increíble.

Alrededores de Tilburg

Hace tanto frío que tan solo en unos minutos dejas de sentir la cara o las manos si las llevas descubiertas, y por supuesto es una locura salir a la calle con los pelos mojados, ya que se congelan antes de que puedan secarse… una aventura. Además, nieva cada dos o tres días, con lo que las calles, el primer día, están preciosas, con nieve en polvo, pero luego la nieve se convierte en hielo que se mantiene, con lo cual se convierten en una auténtica pista de patinaje. Las calles principales y autovías están perfectamente despejadas gracias a la sal y las máquinas quitanieves, pero los aparcamientos, calles peatonales, calles pequeñas y demás son un peligro, os lo aseguro. Coger el coche por la mañana es gracioso, ya no por conducir con hielo, sino porque hay que quitárselo primero, y normalmente tiene una buena capa en todos los cristales. Aquí acosejan quitar el freno de mano por la noche, ya que puede congelarse, pero no dicen nada de llevar cadenas, es algo que no se utiliza, ya que el sistema de quitanieves funciona de maravilla (no como en Madrid).

Preciosa imagen del invierno en Holanda

Algo precioso y que los holandeses están disfrutando mucho es la posibilidad de patinar sobre el hielo en los muchos lagos y canales que hay por aquí, y es que hay que recordar que este es el país del agua y que aquí, tras el fútbol, el deporte más seguido y practicado es el patinaje sobre hielo (pobres…)

La estampa es preciosa, aunque dificulta mucho tanto andar por la calle como conducir. La nieve, el hielo y el frío quitan las ganas de ir a trabajar, pero lo cierto es que todo está muy bien preparado para poder seguir tu vida sin problemas. Eso sí, algunos se pegan unos golpes con la bici…

Tilburg en invierno

Tras un tiempo de ausencia en este foro debido a las vacaciones de Navidad en España, vuelvo con ganas de contar y escribir sobre mi vida aquí, en Holanda. Feliz año 2009 a todos y que tengáis mucha suerte.

Para empezar, he podido disfrutar este año de una nochevieja en Tilburg, algo muy curioso, ya que tienen algunas costumbres distintas a las que tenemos en España, lo que lo hace muy interesante, aunque también tienen muchas cosas en común. Disfruté la noche muy bien rodeado, con varios amigos de España y por supuesto con Lidia. Llegamos todos juntos a Holanda el día 30 por la noche, con -4 en el termómetro y hielo por todos sitios. Apenas tuvimos tiempo de preparar un menú típico de nochevieja, aunque la verdad es que todo salió de lujo, lo pasamos genial y nos comimos las uvas viendo Canal Sur en internet.

Aquí los holandeses hacen algo parecido, cenan algo más tarde de lo habitual en sus vidas y luego esperan hasta las doce, no comen uvas, pero sí toman champán (o cava), se felicitan y luego se van a la calle… y aquí está la mayor diferencia, ya que aquí la nochevieja es la noche de los fuegos artificiales. Todo el mundo compra sus fuegos artificiales personales y los lanza a partir de las doce de la noche, es precioso, ya que puedes ver diversos focos de fuegos en el cielo al mismo tiempo, unos petardazos tremendos en todas las calles, mucho olor a pólvora en el ambiente y ganas de fiesta. La verdad es que hay gente que tiene que gastarse una fortuna, ya que en ciertos sitios se lanzaron fuegos durante más de 15 minutos.

Tras esto, a partir de la una, como en España, la gente se va la calle a saludar a vecinos, amigos y dar una vuelta. La mayoría de los locales organizan fiestas privadas para las que hay que comprar entrada previa, pero también hay algunos donde se puede comprar la entrada directamento. Esto también es como en España, se aprovechan y ponen un precio excesivo para la entrada…

A pesar de que hacía muchó frío, estábamos entre -3 y -5 durante todo el día y suele enfriar más durante la noche, el olor a pólvora nos animó y nos fuimos a dar una vuelta por Tilburg, viendo a la gente muy contenta desde muy temprano y disfrutando de algún pub. Así fue nuesta nochevieja este año, en Holanda, diferente y original, pero siempre con sabor a España.