Archivo para junio 2011

Viaje de ida y vuelta a Zurich   Leave a comment

Calles de Estrasburgo

Calles de Estrasburgo

¿Quién dijo que Suiza estaba lejos? No al menos de Amberes. Unas siete horas de carretera separan ambas ciudades, una distancia aceptable para recorrerla y pasar un par de días en la capital suiza durante una escapada de fin de semana.

La Catedral de Estrasburgo

La Catedral de Estrasburgo

La primera etapa de nuestro viaje nos llevó el jueves por la tarde desde Amberes a Estrasburgo. En la ciudad francesa pasamos la mañana siguiente, disfrutando de un estupendo día de primavera. Estrasburgo es una ciudad pequeña pero muy hermosa, manejable para visitarla en un día. El centro histórico es encantador, así como la «Petit France» que me recordó a Brujas por sus canales y las casas que daban a ellos. Además visitamos la catedral, que es una de las más altas del mundo y muy hermosa tanto en el exterior como en el interior.

Ese mismo día por la tarde recorrimos las algo más de 2 horas que nos quedaban para llegar a Zurich, a una hora más o menos de la frontera en Basilea, que pasamos sin problemas. El paisaje al entrar en Suiza cambió y las montañas aparecieron a ambos lados de la carretera. Este tramo fue especialmente bonito, con todo alrededor verde y mucha, mucha naturaleza. En Zurich estaban esperando nuestros amigos, que nos acogieron y nos enseñaron la ciudad en los días siguientes. La primera noche la pasamos descansando el viaje en casa, con una buena cena y mucha, mucha charla.

Petit France, un lugar con encanto en Estrasburgo

Petit France, un lugar con encanto en Estrasburgo

En algunas calles de Zurich hay banderas de Suiza... no se puede decir que no amen su bandera

En algunas calles de Zurich hay banderas de Suiza... no se puede decir que no amen su bandera

El sábado amaneció en Zurich algo nublado y ventoso, pero por suerte no llovía ni hacía frio. Allí que nos aventuramos en el tranvía hacia el centro, donde también nos unimos con otros amigos que viven en la capital Suiza. Solo recorrer el centro de Zurich me hizo ver que era una ciudad diferente, un mundo diferente. Si existe un «primer mundo» que esté por encima del resto, probablemente este esté en Suiza y sea Zurich. Es una ciudad impresionante en cuanto a calidad de vida se refiere: los transportes públicos, la limpieza, los edificios, las calles y sobre todo la gente, que es muy educada y civilizada en cualquier situación. Sin ser una ciudad monumental es  un lugar bonito para visitar, con un pequeño centro histórico lleno de calles estrechas que suben y bajan llenas de tiendas, restaurantes y cafeterías. En las calles comerciales pudimos ver las famosas tiendas de relojes suizos, donde comprarse un reloj está al alcance de pocos… y los famosos bancos suizos… nada del otro mundo.

La catedral de Zurich, desde el otro lado del río

La catedral de Zurich, desde el otro lado del río

Si algo hay que destacar de esta ciudad además de su limpieza y el buen funcionamiento de las cosas, es el elevado coste de todo, desde un café, que costaba más de 4 euros en cualquier bar, hasta un plato principal en un restaurante, que rondaba en sitios muy normales los 30 o 35 euros mínimo. Es una ciudad excesivamente cara, supongo que también será cierto que los sueldos allí son muy altos y por lo tanto se convierte en un lugar exclusivo para la gente que vive allí. Se trata de un lugar diferente al resto de Europa, al menos de lo que yo he visitado, que no es poco.

Por otro lado también visitamos el precioso lago. Este es el rincón que más me gustó de Zurich, un lago cristalino donde nace el río que parte a Zurich en dos, un agua clara y que, según dice, es prácticamente potable. En el horizonte, más allá del lago, se pueden vislulmbrar las cumbres de los Alpes que hacen de Suiza sin duda un destino inigualable para el Esquí.

En el lago pasamos parte de la mañana del día siguiente. El día era soleado y aprovechamos para comprar algo y marcharnos a desayunar a la orilla del mismo. Tras este estupendo rato al sol nos marchamos a visitar Google, donde pudimos entrar gracias a uno de nuestros amigos, que trabaja allí. Esta empresa es sin duda diferente a lo que yo conozco. Es un lugar donde apetece estar todo el día, y supongo que es eso de lo que se trata, que los trabajadores no necesiten nada fuera de la oficina salvo ir a dormir: gimnasio, cafeterías, restaurantes, zonas de relax, zonas de juego, todo tipo de comodidades en los lugares de trabajo… gratis y todo super ambientado, cada planta con una decoración y ambientación totalmente diferente, un lugar único, sin duda.

Al fondo, el lago de Zurich

Al fondo, el lago de Zurich

Como no, en Alemania... una buena cerveza!!

Como no, en Alemania... una buena cerveza!!

Tras nuestra visita a Google el domingo llegó el momento para las despedidas. Era domingo por la tarde y todavía nos quedaba una jornada y media de «fin de semana». Llegamos a Stuttgart, en Alemania, en algo más de dos horas desde Zurich, dió la casualidad de que el centro estaba a rebosar de gente debido a un festival de música. La ambientación y el entorno nos encantó, disfrutamos de la buena temperatura durante la cena en el exterior y luego dimos un largo paseo por los principales lugares del centro de la ciudad, donde creo que algún día volveremos.

A la mañana siguiente, ya en lunes, nos pusimos en marcha hacia casa. Pero antes nos dio tiempo para hacer una pequeña pausa en Aachen, Aquisgrán en español. Esta pequeña ciudad alemana tiene una preciosa catedral que merece la pena visitar, además de un enorme palacio que fue construido en tiempos de Carlomagno, que tiene mucha presencia en todo el centro de Europa. Tras esta pausa llegó la última etapa de nuestro viaje que realizamos sin sobresaltos hasta llegar a Amberes… habían sido 4 días estupendos, sin colas de aeropuertos, con total independencia a la hora de hacer pausas, de recorrer, de visitar sitios diferentes y nuevos, esta es la libertad que ofrece vivir en un lugar como Bélgica.

Publicado junio 19, 2011 por D.Ferrer en Zurich

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