Si de algo presume Roma además del Coliseo y el Vaticano, es de sus sus plazas, encantadoras cada una de ellas y abarrotadas durante todo el día y parte de la noche. Roma es la ciudad de las plazas, de las fuentes y de los paseos. Si resulta agradable recorrerlas a plena luz del sol, aún es más impresionante hacerlo de noche, con la iluminación nocturna y los restaurantes y heladerías llenos.
La vida del centro de Roma gira en torno a las plazas, que son muchas, pero yo destaco por encima de todas cuatro: La Piazza Navona, la Piazza de la Fontanna di Trevi, la Piazza de San Pedro y la Piazza de la Rotonda.
Cada una de ellas me parece especial por una cosa diferente, son lugares donde no me ha importado sentarme a disfrutar del ir y venir de la gente sin darle importancia al tiempo, ya fuese en una terraza cenando o en los mismos escalones de las muchas fuentes de Roma. Otras plazas impresionantes, pero que a mí me lo parecieron menos, son, por supuesto, la Piazza de Spagna por su fama, su escalinata llena de turistas a todas horas y por su significado dentro de la ciudad; la Plaza del Pueblo o Piazza del Popolo, la Piazza del Campidoglio por su situación, la Piazza Venecia, donde está el impresionante monumento a Victor Emmanuel II además de diversos palacios, la Piazza Colonna con su impresionante columna tallada, la aniamada Piazza di S. María in Trastevere, con decenas de restaurantes y siempre mucha actividad, así como la Piazza Campo de Fiori y la Piazza de Minerva donde se puede observar un precioso obelisco «sentado» a lomos de un elefante de mármol.
Pero son sin duda las cuatro primeras las que más me han impresionado y de donde más recuerdos tengo. La Plaza Navona, por ejemplo, me encantó por su forma y por las tres fuentes que alberga, sobre todo la Fontana dei Fiumi, tallada por Bernini, que es sencillamente inigualable tanto de día como de noche. Por otro lado la Piazza de la Fontana di Trevi, siempre abarrotada de turistas, me llamó mucho la atención por la enorme Fontana di Trevi, también preciosa y seguramente el monumento más fotografiado, junto con el Coliseo, de toda Roma. La Piazza de San Pedro es enorme y muy hermosa, además, allí se encuentra la Basílica de San Pedro, todo creando un conjunto inigualable, sobrecogedor de día, pero sobre todo de noche.
Por último está la Piazza de la Rotonda, más pequeña y con una fuente menos llamativa, en este caso con un obelisco en el centro, que destaco por acoger al monumento de más valor histórico de la ciudad: El Panteón. Este templo, que no iglesia por mucho que se la haya puesto otro nombre, es un lugar inolvidable, que impresiona muchísimo desde fuera por su tamaño, su antiguedad y por el lugar que ocupa en el mismo corazón de Roma, y que también impresiona por dentro, gracias a su cúpula abierta en el centro y su peculiar forma circular. Merece mucho la pena dedicar algunas horas a sentarse en el exterior a contemplar las columnas, a disfrutar de su pórtico. Es un lugar con la capacidad de trasladarte a otro tiempo y, aunque muy descuidado y sucio en su exterior, donde apenas queda la estructura que un día estaba recubierta de mármol, el Panteón es el monumento más importante, junto con el Coliseo, de toda Roma.
En fin, que son muchos los lugares que merece la pena visitar en Roma, pero sin duda sus plazas son el mejor escenario para hacer turismo, para cenar con tu pareja o amigos o simplemente para ver pasar el tiempo, ya sea paseando o contemplando alguna de las muchas maravillas de esta ciudad.